Discurso Argumentativo: Tu Herramienta Diaria de Persuasión
El discurso argumentativo está más presente en tu vida de lo que imaginas. Cada vez que intentas convencer a alguien de tu punto de vista, estás argumentando.
El propósito principal es súper claro: lograr convicción sobre tu punto de vista. No se trata de ganar una pelea, sino de presentar ideas de forma convincente.
La estructura básica es como cualquier texto que conoces: introducción, desarrollo y conclusión. En la introducción presentas tu tesis, en el desarrollo das tus argumentos más fuertes, y en la conclusión refuerzas tu posición.
Para analizar un texto argumentativo, lo primero es identificar la tesis o punto de vista principal. Puede estar explícita (clara y directa) o implícita (hay que deducirla). Pregúntate: "¿De qué me quiere convencer?" y "¿Cuál es su punto de vista?"
💡 Tip clave: La tesis suele ser una proposición polémica que genera debate y puede estar antecedida por expresiones como "considero que", "es evidente que", o "debemos entender que".
Existen varios tipos de argumentos que puedes usar: por conocimiento general, ejemplificación, analogía, autoridad, causa-efecto, datos objetivos, experiencia propia y refutación. Cada uno tiene su momento perfecto para brillar.
Ojo con los errores comunes: llevar lo particular a lo general, caer en círculos viciosos, hacer falsas relaciones causa-consecuencia y usar argumentos falsos. Estos errores pueden arruinar tu credibilidad.
El discurso argumentativo se manifiesta tanto oral como escrito. En lo oral tienes debates, discursos y discusiones. En lo escrito encuentras ensayos, artículos de opinión, reseñas críticas y editoriales.