Los Romances: Poesía del Pueblo Español
¿Te imaginas cómo se contaban las historias antes de la televisión o internet? Los romances eran exactamente eso: la forma en que el pueblo español compartía sus relatos más emocionantes.
Estos poemas pertenecían a la poesía popular, lo que significa que eran creados por el pueblo común y no tenían un autor específico conocido. Los juglares (artistas ambulantes) los transmitían de forma oral acompañados de música, viajando de pueblo en pueblo para entretener a la gente.
Los romances tenían características muy particulares que los hacían fáciles de recordar y cantar. Eran anónimos (sin autor conocido), cortos y sencillos tanto en tema como en forma. Incluían diálogos para hacer las historias más dramáticas y emocionantes, como si fueras testigo de lo que pasaba.
Una técnica clave era la repetición de palabras o frases, que ayudaba tanto a los juglares a recordar los versos como al público a seguir la historia. Esto los diferenciaba completamente de la poesía culta, que era escrita, tenía autores conocidos como Gonzalo de Berceo y Jorge Manrique, y se transmitía de forma escrita.
Dato curioso: Los romances eran como las series de Netflix de la época medieval: cada región tenía sus favoritos y la gente esperaba con ansias escuchar nuevas versiones de sus historias preferidas.
Clasificación de los romances según su tema:
Los romances históricos nacionales contaban las hazañas y hechos famosos de España. Los romances históricos extranjeros narraban eventos de Francia y Bretaña. Los romances fronterizos y moriscos se centraban en los conflictos en la frontera entre Castilla y los reinos musulmanes.
También existían los romances novelescos y líricos, que eran historias inventadas por los juglares sobre misterios, venganzas e historias de amor. Por último, los romances bíblicos grecorromanos tomaban personajes del Mester de Clerecía como Nerón, David y Elena.