El regreso inesperado
"¿Dónde se habrá metido ese animal?", se preguntaban algunos con impaciencia. "¡Estamos desesperados!", se lamentaban otros. La situación era cada vez más tensa hasta que tío Tigre, usando su autoridad, pidió silencio y rugió desde lo más alto de aquel lugar.
"Cuando doña Tortuga llegue hoy, el día que llueva, por la demora tan grande, le vamos a dar una fuerte paliza", amenazó Tigre. Todos los animales apoyaron la idea, rebuzando, croando, graznando y mugiendo al unísono: "¡Sí, le daremos una fuerte paliza!".
En ese preciso momento, para sorpresa de todos, doña Tortuga sacó la cabeza desde arriba de donde se había resbalado y les respondió con firmeza: "Sigan hablando mal de mí y verán que no voy a ninguna parte".
¡Qué lección! A veces criticamos a quienes están haciendo el trabajo más difícil mientras nosotros nos quedamos sin hacer nada.
La historia nos enseña que no debemos juzgar a quienes asumen responsabilidades que nosotros rechazamos, y que la perseverancia de Tortuga, aunque lenta, era más valiosa que la rapidez sin compromiso de los demás animales.