El renacimiento familiar
Tras la muerte de Gregor, la familia experimenta una inmediata sensación de liberación. El señor Samsa expulsa a los huéspedes que, indignados por haber descubierto a Gregor, pretendían quedarse sin pagar y hasta hacer reclamaciones. Con autoridad renovada, les ordena abandonar inmediatamente la casa.
La asistenta se encarga de deshacerse del cuerpo sin que la familia tenga que intervenir. Cuando regresa para informarles que "ya está todo arreglado", el señor Samsa decide despedirla, molesto por su actitud insensible.
Los tres miembros de la familia toman un día libre en sus respectivos trabajos y salen juntos de paseo al campo, algo que no habían hecho en meses. Durante el trayecto en tranvía, hablan sobre sus perspectivas futuras, que ahora parecen más prometedoras.
Planean mudarse a un apartamento más pequeño y económico, pero mejor ubicado. La madre y el padre observan a su hija y notan que, a pesar de la palidez causada por los sufrimientos recientes, se ha convertido en una joven hermosa y lozana.
Silenciosamente, ambos padres piensan que ha llegado el momento de buscarle un buen marido. Cuando al final del viaje Grete se levanta estirando su cuerpo joven, lo interpretan como una confirmación de sus esperanzas renovadas.
📌 Ironía final: La muerte de Gregor, que tanto temían, termina siendo el catalizador de un nuevo comienzo para la familia. La vida continúa, y los Samsa rápidamente se adaptan a un futuro sin él.
La novela concluye con esta imagen de renovación familiar, dejando al lector reflexionar sobre cómo la sociedad y las personas pueden descartar fácilmente lo que consideran inútil o diferente.