El horripilante descubrimiento
Los terrores de Alicia empeoraron, imaginando monstruos que trepaban por su cama. Después de días de delirio constante, finalmente murió. La sirvienta, al deshacer la cama, notó manchas oscuras en el almohadón que parecían de sangre.
Jordán y la sirvienta examinaron la almohada, que pesaba extraordinariamente. Cuando Jordán cortó la funda, descubrieron algo horroroso: entre las plumas había un animal monstruoso, hinchado y viscoso, moviendo lentamente sus patas velludas.
El parásito, normalmente pequeño en su hábitat natural, había crecido enormemente. Cada noche, mientras Alicia dormía, aplicaba su trompa a las sienes de la joven, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible, y mientras ella podía moverse y arreglar su almohada, el desarrollo del parásito se mantuvo limitado.
Pero cuando quedó postrada, la succión se volvió vertiginosa. En cinco noches, el parásito había vaciado completamente a Alicia. El cuento termina explicando que estos parásitos de aves pueden alcanzar tamaños enormes en ciertas condiciones, y la sangre humana les resulta particularmente favorable.
😱 La revelación final es impactante: el enemigo no era visible ni evidente. A veces, el peligro se esconde en los lugares más cotidianos y cercanos.