La Oratoria: El Arte de Convencer con Palabras

Imagínate tener que defender tu caso en un tribunal sin abogados, solo con tus palabras. Eso era la realidad en la antigua Grecia, donde la oratoria se convirtió en una habilidad esencial para la supervivencia social y política.

La retórica comenzó con los poemas de Homero, pero se desarrolló como técnica formal gracias a Corace y Tisias, quienes escribieron el primer manual para ayudar a las víctimas del tirano de Siracusa a recuperar sus bienes confiscados. Esta técnica luego llegó a Atenas y se expandió por toda Grecia.

Los discursos políticos se pronunciaban en las asambleas y eran fundamentales en la democracia ateniense. Estos discursos se llamaban "demegoria" y siempre se presentaban en primera persona, con el orador asumiendo total responsabilidad por sus palabras.

Los discursos epidícticos se daban durante las fiestas públicas para educar a la comunidad, honrar a los muertos o elogiar a ciudadanos destacados. A diferencia de los políticos, estos discursos se escribían completamente antes de ser presentados.

¡Dato curioso! En los tribunales griegos no existían abogados. Cada ciudadano tenía que defender su propio caso, por eso muchos contrataban a logógrafos (escritores de discursos) para que les prepararan argumentos perfectos.

Lisias: El Maestro de los Discursos Creíbles

Lisias vivió una tragedia personal que lo convirtió en uno de los mejores oradores de Grecia. Cuando los Treinta Tiranos llegaron al poder en Atenas, confiscaron todas sus propiedades y ejecutaron a su hermano Polemarco. Lisias logró escapar, pero tuvo que trabajar como logógrafo el resto de su vida para sobrevivir.

Lo que hacía especial a Lisias era su habilidad para adaptarse perfectamente a cada cliente. Sus discursos eran claros, creíbles y concisos - las tres características del "estilo lisiano". Sin embargo, los autores latinos lo criticaban porque sus discursos no emocionaban lo suficiente al público.

Su discurso más famoso es "Por el asesinato de Eratóstenes", donde defendió a Eufileto, un esposo que mató al amante de su esposa. La historia es fascinante: Eufileto descubrió la infidelidad gracias a que su esposa siempre se maquillaba a pesar de estar de luto, y finalmente sorprendió a los amantes en su propia casa.

El caso se resolvió en el Tribunal del Areópago, que juzgaba los crímenes de sangre. Según la ley ateniense, si no había premeditación, el asesinato podía considerarse "fonos dikaios" (asesinato justo). Lisias construyó su defensa mostrando que Eufileto era incapaz de planear un asesinato.

¡Increíble pero cierto! El discurso "Para los inválidos" muestra cómo en la antigua Atenas existía un sistema de ayuda social: los ciudadanos discapacitados con ingresos menores a 3 minas recibían subsidios del Estado.

Isócrates: El Educador de Futuros Líderes

Después de que la Guerra del Peloponeso arruinara a su familia, Isócrates fundó la escuela de oratoria más famosa de Atenas. Su institución fue tan exitosa que Cicerón la comparó con el Caballo de Troya, porque de allí salieron muchos de los líderes más brillantes de Grecia.

El programa educativo de Isócrates se basaba en formar "al político perfecto" a través de la retórica. En su escuela se aprendía "a hablar bien", usando un lenguaje refinado para crear discursos formalmente perfectos. Su método combinaba tres elementos clave: talento natural, teoría y práctica.

Políticamente, Isócrates creía que todos los griegos debían unirse bajo una gran potencia para luchar contra los bárbaros (especialmente los persas). Esta unión, según él, resolvería los problemas de pobreza que afectaban al pueblo griego.

Sus obras incluyen 21 oraciones y 9 cartas, divididas en diferentes categorías. El "Panegírico" fue su primer gran discurso político, donde imaginó hablar a todos los griegos durante unas Olimpiadas para incitarlos a luchar unidos contra Persia con Atenas como líder.

La educación de Isócrates (paideia) se fundamentaba en el poder de la palabra (logos), que consideraba la cualidad que distingue a los humanos de los animales. A diferencia de otros filósofos, él creía que no se puede conocer la verdad absoluta, solo trabajar con apariencias (doxa).

¡Dato político fascinante! Isócrates aceptó el liderazgo de Felipe II de Macedonia, un rey "extranjero", porque creía que era la única forma de unir a todos los griegos bajo un mismo objetivo.

Demóstenes: El Defensor de la Libertad Griega

Demóstenes fue el gran rival político de Isócrates y el enemigo número uno de Felipe II de Macedonia. Mientras Isócrates veía en Felipe una oportunidad de unión, Demóstenes lo consideraba una amenaza mortal para la libertad griega.

Como buen demócrata, Demóstenes era antipersa y antiespartano. Tras la "guerra social", comenzó a escribir discursos políticos para restaurar las finanzas atenienses y atacar a personajes corruptos. Sus discursos "Contra Androción" y "Contra Timócrates" son ejemplos de esta época.

Sus famosas "Filípicas" fueron una serie de discursos donde advertía constantemente a los atenienses sobre los peligros del expansionismo macedonio. En "Filipo I" invitó a vigilar al rey, pero la política neutral de Eubulo prevaleció inicialmente.

El conflicto con el orador Esquines marcó un momento clave en su carrera. Tras la "paz de Filócrates", Demóstenes acusó a Esquines de colaborar con Felipe en su discurso "Sobre la falsa embajada". Esquines respondió con un discurso defensivo del mismo título, creando una de las rivalidades oratorias más famosas de la historia.

Su estilo oratorio era directo y eficaz: sabía "mantener el punto" sin desviarse, combinaba técnicas formales con lenguaje cotidiano, y no dudaba en usar tácticas difamatorias cuando era necesario. A diferencia de Isócrates, no recurría a mitos sino que analizaba con lógica causa-efecto los eventos políticos y militares.

¡Su mensaje era claro! Demóstenes quería que los griegos entendieran que no eran inferiores a Felipe II: los éxitos del macedonio se debían más a los errores de sus enemigos que a sus propias cualidades excepcionales.