Los Estados Generales y el Inicio de la Revolución
¿Te imaginas vivir en un país donde solo algunos pagan impuestos mientras otros viven como reyes? Eso era exactamente lo que pasaba en Francia antes de 1789, y fue la chispa que encendió una de las revoluciones más famosas de la historia.
Francia estaba dividida en tres estados: el primer estado (el clero), el segundo estado (los nobles) y el tercer estado (todos los demás, desde burgueses hasta campesinos). El problema era que los dos primeros estados tenían privilegios increíbles y no pagaban impuestos, mientras que el tercer estado cargaba con todo el peso económico del país.
La crisis económica obligó al rey Luis XVI a convocar los Estados Generales en 1789, una asamblea que no se reunía desde hacía 175 años. Cuando el tercer estado se dio cuenta de que el sistema de votación los desfavorecía, decidieron separarse y formar su propia Asamblea Nacional. En el famoso Juramento del Juego de Pelota, prometieron no separarse hasta darle una constitución al país.
¡Dato curioso! El Juramento del Juego de Pelota se realizó en una cancha de tenis porque el rey había cerrado su sala de reuniones. ¡Imagínate hacer historia en un lugar tan inesperado!
La Toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789 marcó el verdadero inicio de la Revolución. Los parisinos atacaron esta prisión porque representaba todo lo que odiaban: terror, falta de justicia e igualdad. Aunque la Bastilla solo tenía siete prisioneros, su caída se convirtió en el símbolo del triunfo del pueblo sobre la opresión.