Equilibrio Químico: El Balance Perfecto
El equilibrio químico ocurre cuando las reacciones químicas alcanzan un estado donde la transformación entre reactivos y productos ocurre en ambas direcciones a la misma velocidad. Aunque parece que nada está pasando (las concentraciones no cambian), en realidad hay constante movimiento.
Las características clave del equilibrio incluyen que son reacciones reversibles (indicadas con ⇌), mantienen concentraciones constantes y presentan un estado dinámico donde las velocidades de reacción son iguales en ambos sentidos.
Para medir el equilibrio usamos la constante de equilibrio (Kc), que se calcula como:
Kc=[A]a[B]b[C]c[D]d para una reacción aA + bB ⇌ cC + dD. Solo se incluyen gases y sustancias en disolución, ¡los sólidos no cuentan!
💡 Truco para recordar: Piensa en el equilibrio químico como un partido de fútbol donde ambos equipos (reactivos y productos) meten goles al mismo ritmo, así el marcador (concentraciones) no cambia.
El cociente de reacción (Qc) tiene la misma fórmula que Kc pero se puede calcular en cualquier momento, no solo en equilibrio. Comparando Qc con Kc podemos saber hacia dónde va la reacción:
- Si Qc < Kc: la reacción avanzará hacia la derecha
- Si Qc > Kc: la reacción avanzará hacia la izquierda
- Si Qc = Kc: ¡ya estamos en equilibrio!
También existe la constante Kp para gases que usa presiones parciales en vez de concentraciones, y se relaciona con Kc mediante: Kp=Kc(RT)Δn.
El Principio de Le Chatelier nos dice que si molestamos un sistema en equilibrio, este reaccionará para contrarrestar nuestra intervención. Por ejemplo, si aumentas la concentración de un reactivo, el equilibrio se desplazará para consumirlo; si subes la temperatura, favorecerás la reacción que absorbe calor (endotérmica).