Una cicatriz en la historia colombiana
La Masacre de las Bananeras surgió en un contexto donde la United Fruit Company (UFC) dominaba la industria bananera en Colombia. Esta empresa estadounidense ejercía un poder desmedido sobre grandes extensiones de tierra y mantenía a sus trabajadores en condiciones laborales deplorables: salarios miserables, jornadas extenuantes y sin derechos básicos.
En 1928, los trabajadores bananeros, hartos del maltrato, organizaron una huelga masiva exigiendo mejores condiciones. Sus demandas incluían aumentos salariales, reducción de jornadas y un trato digno. La protesta se extendió rápidamente por las zonas bananeras de Urabá y Magdalena, generando tensión entre la empresa, el gobierno y los trabajadores.
La respuesta del gobierno colombiano fue brutal. El 5 de diciembre, tropas del ejército llegaron a Ciénaga, Magdalena, y abrieron fuego contra los manifestantes desarmados. La represión duró dos días y dejó un saldo estimado de entre 800 y 2.000 personas muertas, además de numerosos heridos.
⚠️ Dato impactante: Aunque las cifras oficiales intentaron minimizar el número de víctimas, testimonios y estudios históricos sugieren que podrían haber sido miles los trabajadores asesinados durante la masacre.
Las consecuencias de este evento fueron profundas para Colombia. Generó indignación nacional e internacional, marcando un punto de inflexión en la lucha por los derechos laborales en el país. La masacre impulsó la creación de sindicatos y el fortalecimiento de movimientos sociales que buscaban mejores condiciones para los trabajadores colombianos.