Experiencia en los campos de concentración
Viktor Frankl, un psiquiatra que sobrevivió a los campos nazis, desarrolló la logoterapia tras experimentar el sufrimiento extremo. A diferencia de Freud (enfocado en el placer) y Adler (en el poder), Frankl descubrió que nuestra principal motivación es encontrar sentido a nuestra existencia.
Los prisioneros atravesaban tres fases psicológicas. Primero, el shock inicial y la despersonalización al perder todas sus posesiones. Luego, durante la vida en el campo, desarrollaban apatía emocional como mecanismo de defensa para soportar la brutalidad diaria. El hambre se convertía en el instinto dominante que controlaba todos sus pensamientos.
Sorprendentemente, incluso en estas condiciones extremas, los prisioneros encontraban pequeños refugios: el arte improvisado, el humor negro, la contemplación de la naturaleza o los recuerdos de seres queridos. Estos momentos permitían mantener un destello de humanidad.
💡 ¡Piénsalo! Aunque tus problemas sean diferentes, ¿has notado cómo encuentras pequeños refugios cuando enfrentas situaciones difíciles? Esta capacidad humana es lo que Frankl llama "libertad interior".
A pesar del control absoluto sobre sus vidas, Frankl descubrió que los nazis no podían arrebatar la última libertad humana: elegir la actitud personal ante las circunstancias. Esta libertad interior fue la clave de supervivencia para muchos.