La crítica posmoderna a los derechos humanos
Para el pensamiento posmoderno, los derechos humanos universales representan un subproducto cultural del liberalismo y del relato iluminista. Su universalidad queda en entredicho al considerarse una imposición occidental sobre otras culturas y tradiciones.
Los posmodernos critican estos derechos calificándolos peyorativamente como "derechos liberales" que corresponden a una mentalidad individualista y una concepción atomista de la sociedad. Cuestionan especialmente el universal jurídico de la igualdad formal, argumentando que no responde a la pluralidad y fragmentación características del mundo contemporáneo.
Autores como Barcellona critican no solo el derecho contemporáneo sino también el mismo Estado de derecho occidental, considerándolo un instrumento de poder político y económico. Según él, el derecho se ha convertido en una técnica formal vacía de contenido, utilizada para la negociación de intereses económicos.
La idea de un tratamiento igual para todos (formalismo jurídico), más que un ideal ilustrado, habría sido una estrategia para neutralizar conflictos durante el tránsito a la modernidad. Para los posmodernos, el derecho actúa como instrumento del poder invisible organizado en la política y la economía.
La posmodernidad rechaza la historia como devenir lineal y propone verla como fragmentación y multiplicidad. No existe una historia única que se desarrolle dialécticamente, sino un conjunto de vicisitudes que dan lugar a la diversidad de la vida social y al multiculturalismo.
Reflexión práctica: ¿Cómo podríamos construir una noción de derechos humanos que respete las diferencias culturales sin renunciar a la protección universal de la dignidad humana?