La Ciudad Perfecta y la Justicia
La ciudad perfecta surge de la mezcla armoniosa de los tres estamentos y sus virtudes, produciendo la justicia. Esta estructura social refleja las tres partes del alma humana: lo concupiscible (deseos básicos), lo irascible (defensa y coraje) y lo racional (conocimiento y verdad).
Para Platón, la justicia se logra cuando cada parte cumple su función específica sin interferir en las demás. El equilibrio entre estas partes es fundamental tanto para el individuo como para la sociedad.
En esta ciudad ideal, la educación juega un papel fundamental. Los guardianes reciben una formación gimnástico-musical que desarrolla tanto el cuerpo como el alma. Los gobernantes requieren una educación filosófica profunda hasta los 50 años, contemplando el bien para implementarlo en la sociedad.
💡 Platón creía que solo mediante la educación adecuada podría formarse una sociedad justa, donde cada persona conociera y aceptara su lugar en el conjunto.
Las leyes del bien y la justicia se convierten en los principios fundamentales que rigen el alma y, por extensión, a todos los ciudadanos. Los gobernantes, formados en la filosofía, aplican estos principios para guiar a la ciudad hacia el bienestar común.