Características de los regímenes autoritarios
Los regímenes autoritarios tenían patrones muy claros que los hacían reconocibles. Primero, concentraban todo el poder político en manos de una pequeña élite, generalmente militares, que controlaba absolutamente todas las instituciones del Estado.
Segundo, estos gobiernos cometían graves violaciones de derechos humanos. La represión, la tortura y las desapariciones forzadas se volvieron herramientas comunes para silenciar cualquier oposición política.
Finalmente, mantenían un control férreo sobre la sociedad. Los medios de comunicación, las universidades, los sindicatos y cualquier organización civil estaban bajo vigilancia constante. La participación política y el disenso simplemente no existían.
Dato importante: Estos regímenes justificaban su existencia prometiendo "orden" y "seguridad", pero en realidad generaron más violencia y división social.