Clasificación de la Materia
La materia se divide en dos grandes grupos según qué tan uniforme sea: homogénea y heterogénea. Esta clasificación es súper importante porque te permite entender de qué están hechas las cosas a tu alrededor.
La materia homogénea es aquella que tiene la misma composición y propiedades en todas sus partes - básicamente, se ve igual en todos lados y presenta una sola fase. Piensa en un vaso de agua pura: no importa de qué parte del vaso tomes una muestra, siempre será igual.
Por el contrario, la materia heterogénea no tiene uniformidad - puedes distinguir diferentes partes o fases a simple vista. Un ejemplo perfecto es una ensalada: puedes ver claramente la lechuga, los tomates y otros ingredientes por separado.
Dentro de la materia homogénea encontramos las sustancias puras y las mezclas homogéneas (también llamadas soluciones o disoluciones). Las sustancias puras están compuestas por uno o más elementos en proporciones definidas y constantes.
¡Dato clave! Las sustancias puras se dividen en elementos (como el oxígeno) y compuestos (como el agua), mientras que las mezclas pueden separarse por métodos físicos.
Las sustancias puras se clasifican en elementos y compuestos. Un elemento es imposible de descomponer mediante métodos químicos ordinarios - estos los encuentras en la tabla periódica organizados según su número atómico (Z). Un compuesto, en cambio, sí se puede descomponer químicamente en dos o más sustancias más simples.
Las mezclas están formadas por dos o más sustancias puras que conservan sus características individuales. Pueden ser homogéneas (como el agua con sal disuelta) o heterogéneas (como aceite y agua), y sus componentes están en proporciones variables.