La evolución del Rococó en Europa
El año 1722 marcó la transición definitiva entre el Barroco y el Rococó, comenzando con el reinado de Luis XV de Francia. Este estilo surgió como una reacción al Barroco clásico, caracterizándose por su delicadeza y ornamentación.
En España, el Rococó se introdujo durante el reinado de Felipe V, aunque su influencia fue limitada por el escaso contacto con Francia. La Catedral de Cádiz, proyectada en 1722, se considera la obra más representativa del Rococó español. También destaca la fachada de la Catedral de Murcia (1737), que aunque la catedral data de 1467, su fachada pertenece al Barroco tardío o Rococó.
Entre las obras pictóricas más importantes encontramos "Pompas de jabón" (1739) de Jean Siméon Chardin, que muestra a un niño soplando burbujas mientras otro lo observa, simbolizando la fugacidad de la vida. Otras obras destacables incluyen "Cupido fabrica su arco" (1750) de Edmé Bouchardon, "Retrato de Madame de Pompadour" (1756) de François Boucher, y "Los felices azares del columpio" (1767) de Jean-Honoré Fragonard, que representó magistralmente la sociedad privilegiada con composiciones alegres y sensuales.
💡 ¿Sabías que el Rococó convirtió a la mujer en el principal foco de inspiración artística? Esto representó un cambio importante respecto a los temas del Barroco.
El Rococó comenzó su declive hacia 1760, pero fue en 1780 cuando dejó definitivamente de estar de moda en Francia, dando paso al Neoclasicismo. Una de las últimas obras importantes fue "El joven azul" (1770) de Thomas Gainsborough, posiblemente un retrato de Jonathan Buttall, hijo de un rico comerciante.