Constructivismo Base Teórica
El constructivismo, analizado profundamente por Lev Vygotsky, surge como respuesta a la necesidad de transformar la manera en que aprendemos. Esta teoría sostiene que el conocimiento no se recibe pasivamente, sino que se construye activamente por cada persona.
Según esta perspectiva, el aprendizaje es un proceso dinámico donde el entorno juega un papel fundamental. Cada individuo selecciona su propia forma de comprender y analizar el mundo, construyendo su conocimiento día a día mediante la interacción con su ambiente y las personas que le rodean.
Una característica esencial del constructivismo es la responsabilidad personal en el proceso de aprendizaje. El estudiante construye su propio conocimiento, compara lo nuevo con lo ya adquirido, y decide hasta dónde quiere llegar en su construcción mental, mientras el maestro proporciona las bases y acompaña el proceso.
💡 ¡Dato interesante! En el constructivismo, tanto el maestro como el estudiante aportan conocimientos valiosos, creando una relación de aprendizaje bidireccional y no jerárquica.
Teoría del Aprendizaje Social
Desarrollada por el psicólogo canadiense Albert Bandura en la década de 1960, esta teoría explica cómo adquirimos conocimientos mediante la observación. Su famoso "experimento del muñeco de globo" demostró cómo los niños imitan las conductas de los adultos, desarrollando así su base de conocimiento.
Esta teoría revela que no necesitamos experimentar directamente las consecuencias de nuestras acciones para aprender. Podemos adquirir nuevos comportamientos observando a otros, ya sean personas reales de nuestro entorno o personajes simbólicos vistos en medios digitales o televisión.
El aprendizaje social destaca la importancia de las interacciones sociales en nuestro desarrollo cognitivo. Cuando vemos a alguien (un modelo) realizar una acción y observamos las consecuencias, estamos aprendiendo indirectamente, sin necesidad de experiencia propia.
Teoría del Aprendizaje Situado
Propuesta por Jean Lave y Etienne Wenger en los años 90, esta teoría surge como extensión del constructivismo social y enfatiza la importancia del contexto en el que ocurre el aprendizaje. El conocimiento no existe aislado, sino que se desarrolla dentro de situaciones específicas.
El aprendizaje situado valoriza la comunidad de práctica, donde los individuos comparten intereses comunes y adquieren conocimiento de manera participativa. Un ejemplo claro son los laboratorios de simulación en medicina, donde los estudiantes se enfrentan a situaciones realistas que requieren aplicar conocimientos teóricos.
Esta perspectiva nos muestra que aprendemos mejor cuando participamos activamente en situaciones reales o simuladas que tienen relevancia práctica. El conocimiento no es algo abstracto, sino una herramienta que cobra sentido cuando se utiliza en contextos específicos.