La transformación del pueblo
El pueblo entero se vuelca a organizar "los funerales más espléndidos que podían concebirse para un ahogado expósito". Las mujeres buscan flores en pueblos vecinos, y la noticia se extiende, atrayendo a más y más gente, hasta que "hubo tantas flores y tanta gente que apenas si se podía caminar".
En un acto simbólico de adopción colectiva, le eligen "un padre y una madre entre los mejores, y otros se le hicieron hermanos, tíos y primos". A través de Esteban, todos los habitantes terminan por convertirse en parientes entre sí, creando una nueva comunidad unida por este vínculo imaginario.
Durante el funeral, mientras llevan el cuerpo hacia los acantilados, hombres y mujeres "tuvieron conciencia por primera vez de la desolación de sus calles, la aridez de sus patios, la estrechez de sus sueños". Al comparar su realidad con la magnificencia de Esteban, comprenden lo limitada que ha sido su existencia.
Observa esto: El ahogado actúa como un espejo que revela al pueblo sus propias carencias y limitaciones, pero también sus posibilidades de transformación. La conciencia de lo que les falta es el primer paso para crear algo nuevo y mejor.