Del castigo corporal al control mental
En el desarrollo del derecho penal y su relación con las ciencias humanas, Foucault identifica la disciplina como una práctica de poder que persiste desde la creación de las prisiones. El Estado utiliza la disciplina para corregir a los ciudadanos, ejerciendo control sobre quienes cometen delitos y estableciendo instituciones punitivas como manifestación de su autoridad.
Uno de los análisis más profundos de Foucault es el desplazamiento de la pena del cuerpo al alma. La evolución histórica muestra cómo el castigo dejó de centrarse en el sufrimiento físico para enfocarse en el control mental. Prácticas como la psiquiatría no buscan aumentar el dolor corporal, sino reformar la mente para crear individuos "válidos" para la sociedad.
La autora Lina Álvarez subraya que Foucault no ve los sistemas penales desde su perspectiva tradicional, sino desde un enfoque filosófico. Su reflexión se centra en cómo el Estado utiliza su poder para manipular a los ciudadanos. Los castigos no existen solo para herir, sino principalmente para reprimir y desalentar actos considerados delictivos, siempre bajo el pretexto del bien común.
🔍 Reflexión importante: Cuando analizamos las instituciones disciplinarias actuales (escuelas, hospitales, prisiones), podemos identificar formas sutiles de control que Foucault señaló: la vigilancia constante y la normalización de conductas siguen siendo herramientas de poder.