Israel frente a los fundamentalismos
Ante la incapacidad palestina de controlar el terrorismo, el gobierno de Ariel Sharon adoptó una estrategia pragmática. Primero, construyó un cerco de seguridad en Cisjordania que redujo significativamente las infiltraciones terroristas. Este cerco, mayormente compuesto por vallas electrónicas (solo el 10% es de concreto), fue diseñado para prevenir ataques a civiles.
En septiembre de 2005, Israel se retiró unilateralmente de la Franja de Gaza, desmantelando 21 asentamientos y reubicando a unos 10.000 israelíes. Esta concesión territorial, realizada sin contrapartida palestina, pretendía dar una nueva oportunidad a la paz.
Sin embargo, Hamas aprovechó el vacío de poder en Gaza para fortalecerse militarmente. En 2006, un comando de terroristas palestinos secuestró al soldado Gilad Shalit y comenzó a lanzar cohetes Kassam contra ciudades israelíes como Sderot y Ashkelon. En la frontera norte, Hezbollah secuestró a dos soldados e inició ataques con cohetes Katiusha contra el norte de Israel.
La situación empeoró en 2007, cuando Hamas tomó violentamente el control de Gaza, expulsando a las fuerzas leales a Abbas. Desde entonces, Gaza y Cisjordania han estado gobernadas por autoridades distintas, complicando aún más las posibilidades de un acuerdo de paz.
El papel de Irán y Siria ha sido fundamental en el sostenimiento de grupos como Hezbollah y Hamas, proporcionándoles armas, entrenamiento y apoyo financiero. La retórica del presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, quien llegó a llamar a "borrar a Israel del mapa", junto con el desarrollo de su programa nuclear, ha aumentado la tensión regional.
Contexto geopolítico: El conflicto palestino-israelí no puede entenderse aisladamente. Forma parte de una confrontación regional más amplia donde Irán utiliza a grupos como Hamas y Hezbollah como proxies en su lucha contra Israel y Occidente.