La Tortuga Gigante - Parte 4
La tortuga cargada camina día y noche sin descanso. Atraviesa montes, campos, cruza ríos a nado y pantanos donde casi se hunde, siempre con el hombre moribundo en su espalda.
Cada 8 o 10 horas se detiene para desatar al cazador con mucho cuidado, lo acuesta en pasto seco, le busca agua y comida. Aunque está agotada, se ocupa de él antes que de sí misma.
Durante el verano, el hombre grita pidiendo agua por el calor y la fiebre. La tortuga siempre le da de beber, aunque esto la debilite más. Camina semanas enteras sin quejarse jamás.
Cada día está más cerca de Buenos Aires, pero también cada día tiene menos fuerzas. A veces se queda tirada, completamente exhausta, pero cuando el hombre habla de que va a morir, ella se levanta y sigue caminando.
💡 Heroísmo puro: La tortuga sacrifica su propia vida por salvar a quien la salvó primero.