El Microscopio y su Historia
El microscopio revolucionó nuestra capacidad de explorar lo invisible. Su historia comienza a finales del siglo XVI con la idea de combinar múltiples lentes para observar objetos aumentados. Aunque no hay certeza absoluta sobre su inventor (podría ser Zacharias Jennsen, Hans Lippershey o incluso Galileo Galilei), sabemos que el microscopio compuesto se desarrolló entre 1590 y 1620.
Las civilizaciones antiguas ya experimentaban con lentes primitivas, llenando esferas de vidrio con agua para aumentar objetos. Fue en Italia, a finales del siglo XIII, donde se empezaron a fabricar las primeras lentes verdaderas, desarrollando así la óptica que permitió crear tanto microscopios como telescopios.
Los microscopios se clasifican de diversas maneras. Según su sistema de iluminación, pueden ser ópticos (usan luz visible), electrónicos (utilizan electrones), de luz ultravioleta, de luz polarizada o de fluorescencia. Por su número de lentes, existen microscopios simples (una lente, como la lupa) y compuestos (con lentes en el objetivo y ocular).
💡 ¡Dato curioso! El microscopio electrónico no usa luz sino electrones que impactan contra la muestra en una cámara de vacío, permitiendo ver estructuras mucho más pequeñas que con un microscopio óptico convencional.
También hay clasificaciones según el número de oculares (monoculares, binoculares o trinoculares) y según la configuración de sus elementos. Los microscopios digitales capturan imágenes digitales de las muestras, permitiendo su almacenamiento y análisis posterior.