Geodinámica externa e interna
La geodinámica externa actúa desde la superficie mediante fuerzas exógenas que principalmente destruyen el relieve. Este proceso es relativamente rápido y visible, modificando constantemente el paisaje a través de agentes como el agua, el viento y el hielo.
Por otro lado, la geodinámica interna es más compleja y opera desde el interior de la Tierra mediante fuerzas endógenas. Este proceso es lento pero poderoso, y se encarga principalmente de construir nuevo relieve. Las fuerzas geológicas y tectónicas son sus principales manifestaciones.
La geodinámica interna tiene dos factores principales el vulcanismo y el tectonismo. El vulcanismo o magmatismo incluye estructuras como cráteres y chimeneas volcánicas. Los volcanes pueden ser extrusivos (como conos y domos visibles en la superficie) o intrusivos (subterráneos). Su actividad produce material líquido (lava), sólido (CO₂, CH₄) y gaseoso (piroclastos).
💡 ¡Dato interesante! Los lagos grandes como el Titicaca se formaron por procesos de fallamiento, creando depresiones (graben) que luego se llenaron de agua.
El tectonismo o diastrofismo se divide en dos procesos la epirogenésis (movimientos verticales que originan continentes y buscan equilibrio isostático) y la orogenésis (movimientos horizontales que forman montañas). El fallamiento ocurre cuando la corteza se fractura, creando estructuras como horst (elevaciones) y graben (depresiones). El plegamiento, por otro lado, ondula la corteza terrestre formando sinclinales valles/lagos y anticlinales (montañas).
Las placas tectónicas se relacionan mediante límites de divergencia, donde se separan y crean nuevos bordes. Este proceso forma dorsales y cordilleras submarinas, ampliando el fondo marino y renovando las rocas ígneas.