Fisiología de la Visión
Cuando la luz entra a nuestros ojos, sigue un camino específico: primero atraviesa la córnea, que es la parte transparente del frente del ojo. Luego pasa por la pupila, que se puede dilatar o contraer para regular la cantidad de luz que entra, como el obturador de una cámara fotográfica.
Después de pasar por la pupila, la luz llega al cristalino, que funciona como una lente natural y ayuda a enfocar la imagen. El cristalino forma una imagen invertida que se proyecta sobre la retina, la capa sensible a la luz que cubre el fondo del ojo.
En la retina encontramos dos tipos de células especiales: los conos, que nos permiten ver los colores y funcionan mejor durante el día (visión diurna), y los bastones, que funcionan en condiciones de poca luz y nos dan la visión periférica.
💡 ¡Dato curioso! Cuando estás en un lugar oscuro, tus pupilas se dilatan automáticamente para captar más luz, por eso te recomiendan esperar unos minutos para que tus ojos "se acostumbren a la oscuridad".
Una vez que la retina capta la imagen, la información se convierte en impulsos nerviosos que viajan por el nervio óptico hasta el lóbulo occipital del cerebro, donde finalmente se procesa la información y "vemos" la imagen.