Lluvia Ácida: Cuando el Cielo Se Vuelve Tóxico
La lluvia ácida es uno de los fenómenos más destructivos de la contaminación. Se forma en tres pasos simples pero devastadores: primero, los combustibles fósiles liberan gases a la atmósfera; segundo, estos gases se combinan con el agua de las nubes formando ácidos; tercero, estos ácidos caen como lluvia, nieve o granizo.
Este tipo de precipitación envenenosa mata los árboles al penetrar el suelo y afectar sus raíces. En lagos y ríos, destruye el fitoplancton, crustáceos, insectos acuáticos y moluscos, eliminando toda la cadena alimentaria.
Para los humanos, especialmente niños, personas mayores y mujeres embarazadas, la lluvia ácida incrementa las enfermedades respiratorias y las probabilidades de contraer cáncer. Las estructuras metálicas se corroen y los edificios históricos se deterioran constantemente.
Proteger la fauna y flora requiere acciones concretas: conservar bosques naturales, evitar talas y quemas, pescar responsablemente, prohibir el comercio de animales salvajes, organizar viveros, ahorrar energía y agua, y no arrojar basura.
Impacto real: Las estatuas de mármol en centros históricos como el de Cartagena se están deteriorando por la lluvia ácida.