Huesos de la Caja Torácica
Tu caja torácica está formada por cuatro componentes principales que trabajan como un equipo perfecto. Cada parte tiene un trabajo específico, pero todas colaboran para protegerte y ayudarte a respirar.
El esternón es ese hueso plano que puedes sentir en el centro de tu pecho. Se divide en tres partes: el manubrio (arriba), el cuerpo (en el medio) y el apéndice xifoides (abajo). Es como el punto de encuentro donde se conectan muchas de tus costillas.
Tu columna vertebral no solo te mantiene erguido, sino que también forma la parte trasera de tu caja torácica. Con sus 33 vértebras, protege tu médula espinal y sirve como anclaje para las costillas. Es increíble cómo algo tan fuerte puede ser tan flexible.
Las 24 costillas son como los barrotes protectores que envuelven tus órganos vitales. Se conectan por detrás con la columna vertebral y por delante con el esternón, creando esa forma curva característica. Los cartílagos costales (12 pares) actúan como amortiguadores flexibles en los extremos de las costillas, permitiendo que tu caja torácica se expanda y contraiga cada vez que respiras.
¡Dato curioso! Tu caja torácica se mueve unas 20,000 veces al día solo por respirar. ¡Es como un gimnasio que nunca para!