Vacunas: Protección contra enfermedades
Las vacunas son una forma sencilla, inocua y eficaz de protegernos contra enfermedades dañinas antes de tener contacto con ellas. Funcionan activando las defensas naturales de nuestro cuerpo, enseñándole a resistir infecciones específicas.
Existen diferentes vías para administrar vacunas: intramuscular (como en el deltoides del brazo), nasal y oral. Cada vía es apropiada según el tipo de vacuna y la protección que ofrece.
La inmunización puede ser activa o pasiva. La inmunización activa ocurre cuando se introduce un antígeno que provoca la formación de anticuerpos específicos. La inmunización pasiva sucede cuando una persona recibe anticuerpos ya formados, como cuando un bebé obtiene anticuerpos de su madre a través de la leche materna, aunque esta protección es inmediata pero dura solo algunas semanas o meses.
💡 ¿Sabías que? Una vacuna ideal debe reproducir una respuesta inmunológica similar a la infección natural, ser efectiva en un 90%, tener mínimos efectos secundarios, producir inmunidad a largo plazo y ser compatible con otras vacunas.
Las vacunas contienen varios componentes importantes: líquidos para suspensión (solución salina, agua), estabilizantes (albúmina, glicina), antibióticos (neomicina, estreptomicina), y adjuvantes que ayudan a mejorar la respuesta inmunológica. Todos estos elementos trabajan juntos para garantizar que la vacuna sea segura y efectiva.