El contrato comunicativo en la literatura
El contrato comunicativo establece acuerdos tácitos entre el autor y el lector. En el discurso literario, este contrato es único y puede ser negociado o modificado durante la lectura, obligando al lector a aceptar o rechazar nuevas condiciones.
La literatura crea realidades nuevas que pueden diferir de lo que consideramos "real". Por ejemplo, en el minicuento "El cigarrillo" de Anderson Imbert, el lector debe aceptar que un cigarro puede fumar a una persona, inviriendo completamente la lógica habitual para comprender la crítica al tabaquismo.
La condición esencial del contrato literario es que tanto el lector como el autor/narrador sean cómplices en la creencia de los hechos narrados, sin cuestionar su veracidad. La realidad literaria remite a un mundo ficticio que el lector debe reconstruir.
💡 Punto clave: Cada género o subgénero literario (novela, fábula, epopeya, cuento) posee sus propias "reglas de juego" o contratos comunicativos. Reconocerlos te ayudará a comprender mejor los textos.