Bases del ecofeminismo ilustrado

¿Es posible un ecofeminismo que reivindique la igualdad y autonomía ilustradas sin renunciar a una relación respetuosa con la naturaleza? Esta pregunta se vuelve crucial en tiempos de crisis climática y deterioro ambiental.

El ecofeminismo ilustrado rechaza tanto la exaltación acrítica de lo "femenino" como la simple gestión de recursos naturales. En lugar de ello, propone una postura crítica que examina los prejuicios patriarcales en todas las culturas y tradiciones.

Este enfoque parte de la tradición racionalista que caracteriza a la Ilustración: la razón como fuerza crítica aplicada a todos los ámbitos. Sin embargo, va más allá al reconocer que la misma razón puede convertirse en mito cuando se resiste a revisar nuestra relación con la naturaleza.

Para reflexionar: La Ilustración debe entenderse como proceso crítico continuo, no como doctrina fija. Cuando pierde su dinamismo y capacidad de autocrítica, traiciona su propio espíritu.

A diferencia de otros ecofeminismos que rechazan por completo la modernidad, el ecofeminismo ilustrado busca rescatar sus aspectos emancipadores mientras critica sus sombras. No idealiza culturas pre-modernas ni cae en una admiración beata de lo ajeno, sino que somete todas las tradiciones al tribunal de la razón.

Igualdad y autonomía en la relación con la naturaleza

Muchas feministas desconfían del ecofeminismo porque lo asocian con teorías que identifican a las mujeres con el mundo natural, reproduciendo así las heterodesignaciones patriarcales que el feminismo ha combatido históricamente.

El ecofeminismo ilustrado rechaza esta identificación esencialista. No ontologiza las diferencias sexuales ni acepta la bipolarización patriarcal. Reconoce a los individuos en su singularidad, pero sin ignorar los efectos del sistema de género sobre la individuación.

Este enfoque defiende los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, entendiendo que la libertad sobre el propio cuerpo y la planificación familiar son aspectos fundamentales tanto para la autonomía femenina como para la sostenibilidad planetaria.

La atención a los problemas ambientales desde una perspectiva de género implica reconocer la situación específica de las mujeres, especialmente en países del Sur, que sufren de manera particular los efectos de la contaminación y la degradación ambiental. Sin embargo, no se trata solo de ver a las mujeres como víctimas, sino como agentes de cambio.

Importante: El ecofeminismo ilustrado no pide un nuevo sacrificio a las mujeres "para salvar el planeta", sino que promueve su empoderamiento y autonomía en proyectos sostenibles.

El trabajo de recuperación histórica de las contribuciones femeninas al cuidado del medio ambiente y el rescate de figuras precursoras como Rachel Carson resultan fundamentales para construir una genealogía ecofeminista que dé valor a estos saberes tradicionalmente invisibilizados.

Ciencia, tecnología y naturaleza: una aceptación prudente

Frente a posturas tecnofóbicas o tecnólatras, el ecofeminismo ilustrado propone una aceptación prudente de la ciencia y la tecnología, sometidas siempre al principio de precaución.

La crítica ecofeminista al complejo tecno-científico no implica un rechazo total ni una idealización de lo pre-industrial. Reconoce los beneficios que la tecnología ha aportado a la vida de las mujeres, aumentando su autonomía, pero cuestiona sus excesos destructores.

El problema de las modificaciones tecno-científicas de la naturaleza no es que alteren un orden sagrado, sino lo rudimentario de nuestras intervenciones sobre adaptaciones sistémicas complejas con millones de años de evolución. Los posibles daños irreversibles exigen examinar las innovaciones considerando los derechos humanos y las generaciones futuras.

Las tecnologías de la información y comunicación (TIC) representan un espacio de oportunidad para el activismo ecofeminista. Las cibercampañas sobre salud y desarrollo sostenible ejemplifican nuevas formas de participación ciudadana que combinan los tres entornos: naturaleza/cuerpo, sociedad/ciudad y telecomunicaciones/red.

Dato relevante: La contaminación afecta especialmente a la salud de las mujeres por causas biológicas, ya que las sustancias tóxicas se fijan en la grasa y el cuerpo femenino tiene mayor proporción de tejido graso e inestabilidad hormonal.

La hybris (soberbia) que no reconoce límites representa un peligro que los griegos ya identificaron. El ecofeminismo ilustrado nos recuerda la importancia de una actitud más moderada frente a la naturaleza.

Universalización de los valores del cuidado

Las identidades de género se modelan en un sistema estratificado donde las virtudes, estadísticamente, tienen género. El ecofeminismo ilustrado propone la universalización de las virtudes del cuidado, tradicionalmente consideradas femeninas.

A diferencia de los ecofeminismos que rechazan el concepto de derechos por considerarlo androcéntrico, el enfoque ilustrado busca complementar la ética de la justicia con la ética del cuidado. No se trata de eliminar los derechos, sino de enriquecerlos con los sentimientos morales.

El cuidado, históricamente asignado a las mujeres, debe extenderse como responsabilidad de todos los seres humanos. Sin embargo, esta universalización debe predicarse fundamentalmente a los varones, pues de otro modo reforzaría los hábitos de sacrificio femeninos.

Feminismo y ecologismo coinciden en revelar que el mundo público, tradicionalmente concebido como esfera de libertad, se alimenta del ámbito doméstico de la necesidad. En este espacio cotidiano residen virtudes relacionadas con la sostenibilidad que deben ser reconocidas y valoradas.

Reflexiona: La adopción de las virtudes del cuidado por parte del genérico masculino les otorgará el prestigio de su estatus, facilitando así su universalización.

La universalización de una ética del cuidado postgenérica y ecológica permitiría no solo un reparto equitativo de tareas cotidianas, sino también una relación más pacífica con la Tierra, reconociendo las estrechas conexiones entre sentimientos, intelecto y racionalidad práctica.

Diálogo intercultural y unidad con la naturaleza

El ecofeminismo ilustrado promueve un diálogo intercultural que evita tanto el relativismo extremo como el rechazo a toda identidad diferencial. Las culturas no son totalidades inconmensurables, sino procesos dinámicos que se enriquecen con la mutua interpelación.

Este enfoque permite aprender de culturas sostenibles como correctivo a nuestra civilización destructiva, pero sin caer en una admiración acrítica de lo ajeno. Los criterios que deben guiar este diálogo son la sostenibilidad, el nivel de violencia ejercida y los Derechos Humanos, con especial atención a los derechos de las mujeres.

Frente al auge de movimientos neocreacionistas que niegan el cambio climático y buscan restaurar roles de género tradicionales, el ecofeminismo ilustrado afirma la unidad y continuidad de la naturaleza basándose en el conocimiento científico evolutivo.

Este enfoque se apoya en una ética antropocéntrica moderada que no desprecia la empatía y la compasión. Reconoce la necesidad de complementar la visión atomista con una comprensión holista de los sistemas naturales, aportada por la ecología moderna.

Importante: En un universo desencantado por la ciencia y la filosofía, solo una mirada empática hacia humanos y no humanos puede rescatarnos del nihilismo consumista.

La sostenibilidad se convierte así en expresión de fraternidad con el conjunto de la ciudadanía actual, con las generaciones futuras y con los más vulnerables a la degradación ambiental. También implica compasión por ese "Otro silencioso" capaz de sentir y sufrir, reconociendo nuestra responsabilidad hacia todos los seres vivos en un universo donde compartimos la finitud.