El narcotráfico y la transformación paramilitar
El narcotráfico transformó radicalmente el paramilitarismo colombiano. Su entrada en la vida del país produjo un doble efecto: desestructuró a las instituciones estatales y aglutinó a la delincuencia común, permitiendo alianzas que dieron origen a formas más perversas de paramilitarismo.
La guerrilla inicialmente dañó los intereses de los narcotraficantes al cobrarles el "gramaje", un porcentaje del dinero obtenido por el negocio de la droga. Adicionalmente, los narcotraficantes habían adquirido grandes extensiones de tierra que la guerrilla amenazaba. Esto los motivó a aliarse con las autodefensas.
Un momento clave fue el nacimiento del movimiento Muerte a Secuestradores (MAS) en 1981, creado tras el secuestro de Marta Nieves Ochoa, hermana de los narcotraficantes del Cartel de Medellín. El MAS ejecutó a guerrilleros, simpatizantes y personas de izquierda, marcando un hito en la evolución del conflicto.
El paramilitarismo contemporáneo se concentró inicialmente en la zona del Magdalena Medio, históricamente conflictiva y con escasa presencia estatal. Esta región fue refugio de la guerrilla liberal durante La Violencia y después de la insurgencia de izquierda. Cuando los narcotraficantes compraron tierras allí, vieron las posibilidades de negocio y modificaron las funciones de las autodefensas.
💡 Los narcotraficantes lograron implantar una estrategia contrainsurgente cuando el gobierno empezaba a negociar con las guerrillas, beneficiándose tanto del apoyo militar como del dinero del narcotráfico.
Entre 1986 y 1989, los paramilitares exterminaron a militantes políticos, sindicalistas, periodistas y funcionarios. La población de estas zonas pasó de pagar tributos a la guerrilla a pagar "impuestos anticomunistas", soportando niveles de violencia extremos.