El Absolutismo: Poder sin límites
El absolutismo fue un sistema de gobierno donde el rey era la máxima autoridad y ejercía el poder sin ningún límite. Su palabra era literalmente la ley. Este sistema político se desarrolló principalmente durante el siglo XVII en Europa.
La consolidación del absolutismo ocurrió durante el renacimiento y la ilustración. El monarca concentraba todo el poder en sus manos, llegando a tener control total sobre los bienes e incluso las vidas de sus súbditos. ¡Imagina que una sola persona pudiera decidir todo en un país!
Entre las características principales del absolutismo encontramos la creación de ejércitos con mercenarios extranjeros y el impulso de la diplomacia para conocer y defender los intereses del estado. Aunque se mantenían las relaciones feudales en el campo, la nobleza perdió poder frente al rey, lo que ayudó a crear territorios más unidos.
¿Sabías que...? Los reyes absolutistas preferían ser temidos antes que amados. Según ellos, era mejor que el pueblo sintiera miedo (pero no odio) hacia el monarca, ya que así era menos probable que intentaran quitarle el trono.