La economía moderna se fundamenta en dos sistemas principales que han definido el desarrollo global: el Capitalismo y el Comunismo.
El capitalismo se caracteriza por la propiedad privada de los medios de producción, el libre mercado y la búsqueda de beneficios individuales. En este sistema, la eficiencia económica se logra a través de la competencia y la iniciativa privada, donde los precios actúan como señales que guían las decisiones de productores y consumidores. Los 10 principios de la economía según Mankiw enfatizan cómo los individuos responden a incentivos y cómo los mercados generalmente son una buena manera de organizar la actividad económica. La eficiencia y equidad en el capitalismo se manifiesta en la distribución de recursos basada en la capacidad de pago y la productividad.
Por otro lado, el comunismo representa un sistema económico y social donde los medios de producción son propiedad colectiva y el Estado planifica centralmente la economía. Las 5 diferencias entre capitalismo y comunismo más notables incluyen la propiedad de los medios de producción, el rol del Estado, la distribución de la riqueza, los incentivos económicos y la planificación económica. Durante la Guerra Fría, estos sistemas compitieron por la supremacía global, dejando profundas marcas en la organización económica mundial. La equidad distributiva en el comunismo busca garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a recursos básicos, aunque esto puede afectar la eficiencia productiva. Los ejemplos de comunismo y capitalismo más claros se observaron en la antigua URSS y Estados Unidos respectivamente, donde las diferencias en sus sistemas económicos moldearon distintamente sus sociedades.