Del Embrión a la Placenta
El desarrollo embrionario temprano es un proceso meticuloso que marca el inicio de una nueva vida. Todo comienza con la segmentación, una serie de divisiones celulares rápidas que transforman el cigoto unicelular en una mórula compacta. Esta evoluciona hasta formar el blastocisto, donde ya se distinguen dos poblaciones celulares: el trofoblasto (futuro tejido placentario) y la masa celular interna (futuro embrión).
La implantación es el momento crítico en que el blastocisto, tras liberarse de su zona pelúcida (eclosión), se adhiere al endometrio uterino. La profundidad de esta conexión varía según la especie, desde muy superficial hasta altamente invasiva. Este contacto íntimo permite el desarrollo de la placenta, órgano temporal pero vital.
La placenta presenta una asombrosa diversidad estructural entre especies. Por su forma, puede ser difusa (cerdos y caballos), cotiledonaria (rumiantes), zonaria (carnívoros) o discoidal (primates). Por las capas tisulares que separan la sangre materna y fetal, se clasifica desde epitelio-corial (menos íntima) hasta hemo-corial (más íntima). Esta variedad refleja diferentes soluciones evolutivas al mismo desafío: nutrir y proteger al feto.
🌟 Sorprendente: La placenta no solo transporta nutrientes y oxígeno, sino que funciona como órgano endocrino produciendo hormonas esenciales para mantener la gestación. ¡Un órgano temporal con funciones extraordinarias!