Circulación Pulmonar: Estructura y Función
El sistema circulatorio pulmonar está formado por dos tipos de vasos con funciones distintas. Los vasos pulmonares (arterias y venas) realizan la hematosis o intercambio gaseoso, mientras que los vasos bronquiales funcionan como nutricios.
Las arterias pulmonares tienen características especiales: salen del ventrículo derecho llevando sangre desoxigenada, poseen paredes delgadas con gran distensibilidad y acumulan dos tercios del gasto sistólico del ventrículo derecho. Por su parte, las venas pulmonares son cortas y devuelven la sangre ya oxigenada al corazón.
La presión en la circulación pulmonar es significativamente menor que en la sistémica. El ventrículo derecho genera una presión sistólica de 25 mmHg (apenas una quinta parte de la del ventrículo izquierdo), mientras la presión arterial media pulmonar es de 15 mmHg. Esta baja presión es crucial para prevenir la filtración excesiva de líquido a los alvéolos.
💡 ¡Dato interesante! Los pulmones contienen aproximadamente 450 ml de sangre (9% del volumen sanguíneo total) y pueden servir como reservorios para compensar déficits en otras partes del sistema circulatorio.
La distribución del flujo sanguíneo pulmonar se organiza en zonas según la relación entre presión capilar y alveolar:
- Zona 1: Sin flujo sanguíneo (patológica)
- Zona 2: Flujo intermitente (solo durante sístole)
- Zona 3: Flujo continuo (normal en regiones inferiores)
- Zona 4: Presión exagerada (patológica)
Durante el ejercicio, el flujo sanguíneo aumenta en todo el pulmón al incrementarse el número de capilares abiertos y distenderse los existentes, mejorando la eficiencia del intercambio gaseoso.