Las soluciones químicas son mezclas homogéneas fundamentales en la química y en la vida cotidiana.
Las soluciones se pueden clasificar según su estado físico y su concentración. Por estado físico tenemos soluciones sólidas (como las aleaciones metálicas), soluciones líquidas (como el agua con sal) y soluciones gaseosas (como el aire). Según su concentración, pueden ser soluciones diluidas cuando tienen poco soluto, soluciones concentradas cuando tienen mayor cantidad de soluto, soluciones saturadas cuando alcanzan el máximo de soluto que pueden disolver, y soluciones sobresaturadas cuando contienen más soluto del que normalmente pueden disolver en condiciones normales.
En el ámbito de la Enfermería, las soluciones tienen un papel crucial, especialmente las soluciones concentradas como el suero fisiológico y las soluciones glucosadas. Entre los ejemplos de soluciones líquidas más comunes encontramos el café, los refrescos, y el vinagre. Las soluciones sólidas ejemplos incluyen el bronce, el acero y las amalgamas dentales. Para las soluciones gaseosas ejemplos tenemos el aire, el gas natural y las mezclas de gases nobles. La concentración de soluciones es fundamental para aplicaciones médicas, industriales y cotidianas, donde la precisión en la preparación es esencial para su efectividad. Las soluciones diluidas ejemplos incluyen el agua de mar, los jugos naturales y las infusiones, mientras que entre las soluciones concentradas 10 ejemplos podemos mencionar el ácido sulfúrico comercial, el amoniaco concentrado y las soluciones de hidróxido de sodio.