El juicio de Sócrates representa uno de los acontecimientos más significativos en la historia de la filosofía antigua. En el año 399 a.C., Sócrates fue acusado formalmente ante el tribunal ateniense por tres cargos principales: corromper a la juventud, introducir nuevos dioses y no reconocer a las deidades oficiales de Atenas. Las tres acusaciones contra Sócrates fueron presentadas por Meleto, Anito y Licón, quienes representaban diferentes sectores de la sociedad ateniense que se sentían amenazados por las enseñanzas y métodos del filósofo.
Durante su defensa, documentada en la Apología de Sócrates, el filósofo mantuvo su postura con dignidad y coherencia. Como se defiende Sócrates de las acusaciones demuestra su compromiso inquebrantable con la búsqueda de la verdad y la justicia. Rechazó la oportunidad de escapar, explicando que prefería mantener sus principios antes que contradecir sus enseñanzas sobre la importancia de obedecer las leyes, aunque estas fueran injustas. El tribunal lo declaró culpable y lo condenó a muerte por una estrecha mayoría de votos. Sócrates murió envenenado al beber cicuta, rodeado de sus discípulos, manteniendo su serenidad hasta el último momento.
Las consecuencias de la muerte de Sócrates fueron profundas y duraderas. Su ejecución marcó un antes y un después en la historia del pensamiento occidental, influyendo significativamente en el desarrollo de la filosofía posterior. El pensamiento de Sócrates resumen se caracteriza por su método mayéutico, su búsqueda constante de la verdad y su énfasis en el autoconocimiento. Su muerte inspiró a numerosos artistas y pensadores a lo largo de la historia, como se puede apreciar en La muerte de Sócrates pintura análisis, una obra que captura el momento final del filósofo y simboliza el triunfo de la integridad moral sobre la injusticia. El legado de Sócrates continúa siendo relevante en la actualidad, especialmente en debates sobre ética, justicia y el papel del individuo frente a la autoridad.