La anatomía humana es una ciencia fundamental que estudia la estructura y organización del cuerpo humano. El sistema esquelético, compuesto por huesos y articulaciones, forma el armazón que sostiene nuestro cuerpo y permite el movimiento.
El sistema óseo está formado por 206 huesos que proporcionan soporte, protección y movimiento al cuerpo. Los huesos se conectan entre sí mediante las articulaciones, que son estructuras especializadas que permiten diferentes tipos de movimientos. Existen 3 tipos de articulaciones principales: las fijas o inmóviles (como las del cráneo), las semimóviles (como las de la columna vertebral) y las móviles o sinoviales (como las rodillas y codos). Las articulaciones del cuerpo humano trabajan en conjunto con los músculos y tendones para generar movimiento. Los tendones son las partes que unen los músculos a los huesos, actuando como cables que transmiten la fuerza muscular.
La anatomía funcional nos ayuda a entender cómo estos sistemas trabajan juntos. Por ejemplo, cuando caminamos, las articulaciones intervienen en el movimiento de manera coordinada: las articulaciones de los tobillos, rodillas y caderas se mueven en secuencia, mientras los músculos se contraen y relajan. Las generalidades de la anatomía humana nos muestran que el cuerpo es una máquina perfectamente diseñada donde cada parte cumple una función específica. Los órganos internos están protegidos por la caja torácica y la pelvis, mientras que el cerebro está resguardado por los huesos del cráneo. Este conocimiento es fundamental para entender cómo funciona nuestro cuerpo y mantenerlo saludable.